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Foto del escritorEvelyn Chourio

Responsabilidad de Nuestras Decisiones: Enseñar a los Niños el Valor de las Consecuencias




Está bien darle buenos ejemplos a los niños y enseñarles buenas costumbres, ya que ellos siguen patrones y copian a los adultos, pero a su vez ¿estará bien dejarles ver los malos actos de otros? pienso que así pueden darse cuenta de las consecuencias del comportamiento que no quisieran adoptar, y así ver lo que no quieren.


Es un enfoque interesante. Mostrarles a los niños tanto buenos ejemplos como las consecuencias de los malos actos puede ser útil para su desarrollo. La idea es que, al ver las consecuencias de comportamientos negativos, ellos puedan aprender lo que no desean imitar.


Sin embargo, es importante hacerlo de manera guiada, para que no solo vean los actos negativos, sino también comprendan por qué son dañinos y cómo evitarlos. Esto requiere acompañarlos en el proceso y asegurarse de que lo interpreten correctamente.


Por ejemplo, al observar un mal comportamiento, se les puede preguntar qué piensan al respecto y qué harían de manera diferente. Así, no solo aprenden a identificar lo que no quieren, sino también a tomar decisiones conscientes basadas en valores positivos.


El poder de nuestras elecciones

A menudo, pensamos que no tenemos control sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, pero lo cierto es que siempre tenemos la opción de decidir cómo responder. Esta responsabilidad personal es una herramienta poderosa. Si en lugar de dejarnos llevar por las circunstancias, elegimos conscientemente cómo reaccionar, estamos creando un camino más positivo y empoderador.


Es fácil caer en la trampa de culpar al entorno o a las personas que nos rodean por nuestras reacciones. Sin embargo, si tomamos un momento para reflexionar, podemos darnos cuenta de que siempre hay alternativas. Este proceso de reflexión y toma de decisiones es algo que podemos enseñar también a los niños, brindándoles las herramientas para enfrentar el mundo con mayor autonomía.


Enseñar a los niños con ejemplos positivos y negativos

A los niños les resulta natural imitar a los adultos. Ven cómo actuamos y copian nuestros comportamientos, tanto buenos como malos. Por esta razón, debemos darles buenos ejemplos a seguir, mostrándoles cómo tomar decisiones responsables y conscientes. Sin embargo, también es válido permitir que observen las consecuencias de los malos actos, lo que que les demuestra que la vida no es siempre de color rosa, y esto puede prepararlos para cuando tengan que ser independientes y asi crearles mas confianza y seguridad. 


Cuando los niños ven los resultados de un comportamiento negativo, pueden aprender una lección valiosa sobre lo que no quieren para ellos. No se trata de exponerlos sin más a situaciones negativas, sino de acompañarlos en el proceso, ayudándolos a reflexionar sobre lo que han visto. Preguntarles: "¿Qué piensas de esto?" o "¿Cómo hubieras actuado tú?" fomenta su capacidad crítica y les permite desarrollar un sentido de responsabilidad hacia sus propias acciones.


Cómo combinar el ejemplo con la reflexión

El equilibrio entre enseñar con buenos ejemplos y mostrar las consecuencias de los malos actos está en la reflexión guiada. No basta con exponer a los niños a situaciones, sino que necesitamos ayudarlos a procesar lo que ven y vivir de una manera más consciente. De esta forma, no solo aprenden a imitar lo que está bien, sino que también desarrollan su propio criterio y capacidad para tomar decisiones informadas.


Este enfoque de combinar buenos ejemplos con la observación de las consecuencias negativas les ofrece a los niños una visión más completa del mundo. Les enseña que, aunque hay comportamientos que no son ideales, siempre hay una elección que pueden hacer para evitar seguir ese camino. De esta manera, aprenden a ser responsables de sus acciones y a entender que lo que deciden hacer o no hacer tiene un impacto en sus vidas y en los demás.


Conclusión

Tanto para nosotros como para los niños, la clave está en tomar responsabilidad de nuestras decisiones y respuestas ante la vida. Ser conscientes de nuestras elecciones y actuar de manera intencional nos permite crecer y enseñarles a los niños a hacer lo mismo. Darles buenos ejemplos es esencial, pero también es útil que comprendan las consecuencias de las acciones negativas para que aprendan lo que no desean para sus vidas. Al final, la mejor enseñanza es aquella que les permite pensar por sí mismos y tomar decisiones basadas en valores sólidos y conscientes.



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